miércoles, noviembre 21, 2007

Artículo de opinión: Los barrios-pueblos en la mira ¿un caso de renovación urbana?

Todos sabemos que los tiempos cambian. Bajo este presupuesto, somos conscientes que las ciudades crecen, se modifican, varían. En este sentido, no es llamativo que tras transitar varias décadas del siglo anterior, en la actualidad la Ciudad de Córdoba nuevamente experimente un proceso de renovación urbana.
En este contexto, viejos debates se replantean frente a las exigencias de “modernización”, ante un mundo crecientemente globalizado. De esta manera, renacen distintas interpretaciones sobre lo que debe entenderse como moderno, dinámico e innovador. Desde este enfoque, lo tradicional e histórico, frecuentemente se construye discursivamente como aquello antiguo, disfuncional, carente de valor y que, por lo tanto, es necesario cambiar.
Si a esto lo traducimos a la problemática patrimonial y de planeamiento que aqueja en el presente a nuestra Ciudad, podemos decir que en los últimos tiempos, la demolición indiscriminada de inmuebles de valor patrimonial y la falta de planificación, nos lleva a pensar sobre cuáles son los conceptos predominantes al momento de entender la “modernización” de la ciudad. Concretamente, estamos preocupados por la persistencia de una “renovación urbana” salvaje, tal como la que arrasó con las viviendas y paisaje cultural tradicional del Barrio Nueva Córdoba -caso paradigmático en nuestra ciudad- camino semejante por el que avanza barrio General Paz, Güemes, Alta Córdoba y San Vicente.
En el discurso, si bien la mayor parte de los agentes involucrados en la temática –privados, públicos y de la ciudadanía en general- apunta a mejorar la calidad de vida urbana, las prácticas parecen contradecir estos supuestos.
Por caso, cabe mencionarse como diariamente se infringen las ordenanzas que contemplan la preservación del patrimonio cultural, entre ellas la recientemente sancionada ordenanza número 11.190/06 y 11.202/07, ó como distintos sectores ciudadanos experimentan problemas de cloacas, electricidad, falta de espacios verdes, entre otras cuestiones que hacen a la infraestructura urbana. Adicionalmente, podemos mencionar los desplazamientos de vecinos de sus propios lugares de residencia, quienes tentados por una mejor calidad de vida o afectados por las modificaciones en el propio entorno barrial, deciden abandonar sus lugares de residencia y con ellos sus recuerdos, redes sociales y fuentes de supervivencia.
Ante este panorama nos preguntamos ¿por qué no intervenir sobre zonas degradadas, baldías?, y revalorizar aquellas que configuran nuestro paisaje cotidiano, nuestra memoria construida, respetando el patrimonio cultural y natural –esto es espacios abiertos, luminosos, verdes- de nuestras zonas. Esto asimismo, nos conduce a interrogarnos si ¿el concepto de renovación urbana puede entenderse como sinónimo y/o argumento válido para arrasar o hacer desaparecer nuestra historia y estilo adquirido de vida?
Si bien esta pregunta puede encontrar múltiples respuestas, los vecinos que diariamente velamos por la preservación del patrimonio y verdadera modernización de nuestro barrio –como es el caso de San Vicente- creemos que debatir sobre la posibilidad de un planeamiento integral, entendido desde un sentido amplio de desarrollo, puede ser la clave para mejorar nuestra calidad de vida ciudadana. Para lograrlo estimamos necesario tender puentes con los distintos sectores sociales involucrados en la problemática, así como la articulación armoniosa entre el pasado y presente de cada zona.
Esto supone, comprender que cada barrio, y especialmente los barrios-pueblos, representan un todo articulado de partes que pueden potenciarse, con una identidad histórica que los caracteriza y se resignifica diariamente en el conjunto de la ciudad y sobretodo, que cada barrio es una parte fundamental del espacio público, es decir, el ámbito en que diariamente aprendemos a “ser ciudadanos”.
De esto se desprende como desafío la necesidad de entender los cambios desde su dimensión compleja, lo cual implica que esta problemática debe ser abordada desde una perspectiva, arquitectónica, ambiental, política y socio-cultural, que favorezca una mejor valoración del espacio urbano.
Comenzar a repensar estas cuestiones, puede ser una bisagra para entender la renovación urbana en términos de un proceso de cambio, sustentando en un desarrollo sostenible y sustentable en el tiempo y en el espacio, beneficioso para la mayoría.

Graciela Castro y Desirée D´Amico.
En representación de la Red de Vecinos y Asociaciones de Barrio San Vicente.

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